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¿Cómo hacer un buen plan de empresa?

 

El plan empresarial se ha revelado como una de las herramientas más útiles a tener en cuenta cuando se tiene la intención de crear un nuevo negocio o una compañía.  Además de ser un instrumento eficaz para la propia administración y panificación del futuro de nuestra empresa, nos va a servir para poder obtener subvenciones o ayudas tanto estatales, como privadas (Por ejemplo, consiguiendo avalistas o inversores que se convenzan con la viabilidad de nuestro plan de empresa).

¿Pero qué debe contener el plan de empresa?

Generalmente nuestro plan debe ser una representación del modelo de negocio que vamos a seguir para el desarrollo de nuestros objetivos, incluyendo toda aquella información tanto financiera, como gráfica de lo que será nuestro negocio. En otras palabras, el plan de empresa podría definirse como un resumen en el que se aglutina la labor empresarial que realizaremos, así como todas aquellas actividades necesarias para el éxito de nuestra idea.

¿Debo renovar mi plan de negocio?

Por supuesto. La idea de que un plan de negocio no se queda obsoleto es falsa. De hecho, es común en las empresas la renovación y actualización de los mismos. Adecuarse a los nuevos retos que plantea el mercado requiere de una planificación que el plan de empresa nos facilitará enormemente. Por ello no debemos pensar que esta herramienta sirve únicamente para arrancar nuestro negocio, sino también para trazar las líneas de desarrollo del mismo una vez que hayamos dados nuestros primeros pasos con nuestra empresa y su viabilidad haya sido más que acreditada con los resultados obtenidos. El plan de empresa puede ser una herramienta muy útil

¿Qué pasos debo seguir?

Lo básico es tener claro los puntos clave de nuestra idea, esto es:

En primer lugar, debemos tener muy claro qué negocio pretendemos montar y cuáles son sus puntos débiles y sus bondades. En este sentido, un análisis DAFO nos dará las claves para determinar el posible éxito de nuestra iniciativa.

Visto lo anterior, el segundo paso debe ser tener clara la viabilidad económico- financiera de nuestro proyecto empresarial. Quiénes son nuestros competidores, cuál es el nicho de mercado, si existe una oportunidad real o no, etc…

Finalmente, deberemos definir la imagen general de nuestra empresa. ¿Queremos dirigirnos a un público en particular? ¿Qué clase de servicios nos distinguirán del resto de nuestros competidores? El propio logotipo y los colores que predominen en nuestra imagen corporativa serán un claro indicio de estos aspectos, y a veces conviene tenerlos muy claros.

¿Qué debe incluir mi plan de empresa?

Según Sebastián Escorne, tutor del Programa MBA Executive de ISM-ESIC, un plan de empresa es “una metodología que sistematiza e integra las actividades que serán necesarias para que una idea de negocio se convierta en una empresa y que desprende unas expectativas que demuestran que es rentable”. Es decir, el plan de empresa es la herramienta crucial para que los inversores deseen invertir en nuestro proyecto.

Debemos entender que el plan de empresa es una de los mejores instrumentos de comunicación y de venta, por lo que debe ser una herramienta importantísima redactada con esmero y sea sugerente para el lector.

Esto significa que debemos cuidar absolutamente todos los aspectos de nuestro plan como documento escrito. Desde la portada, a la presentación y maquetación interior, y por supuesto, los contenidos, no dejando de lado una estructura coherente sistematizada con un índice completo y anexos que den información detallada de lo que recogemos en nuestro plan.

Además, el Plan de Empresa debe ser fundamentalmente un instrumento con datos precisos y necesarios. El inversor ante el que presentemos nuestro Plan no querrá aburrirse con cifras innecesarias y rápidamente perderá el interés por nuestro plan de empresa si lo desarrollamos en exceso. Por eso, dicho coloquialmente, debemos “ir al grano”. Cifras directas que marquen un impacto positivo en los beneficios previstos para nuestra empresa ayudarán a lograr este objetivo, incluyendo todos los datos que consideremos importantes.

Por supuesto, el estilo de redacción y la presentación son dos elementos importantísimos. La redacción debe ser clara, pero no simple. Un buen plan de empresa despierta la curiosidad del lector, obligándole a hacer cábalas sobre la viabilidad de un proyecto, suscitándole inquietud por las ideas que presenta. Asimismo, debemos ser creativos y originales, pero sin caer en el exceso, dependiendo de qué tipo de empresa pretendamos montar. Si es un despacho de abogados, lo mejor será evitar florituras y presentar un informe serio; ya que en última instancia, el Plan de Empresa es reflejo de lo que será nuestro negocio.

Respecto de su extensión, lo ideal es no hacerlo excesivamente largo, pero tampoco demasiado escueto. Entre 40 y 80 páginas se entiende que es una extensión suficiente para no pecar ni por alto ni por bajo, ya que en caso contrario nuestro posible inversor podría cansarse rápidamente de nuestro proyecto, o ni siquiera tomárselo en serio.

Por último, si estás interesado en hacer tu propio Plan de Empresa y analizar la viabilidad de tu proyecto, el Ministerio de Industria, Energía y Turismo cuenta en su página web con una aplicación gratuita que identifica, describe y analiza una oportunidad de negocio, examina su viabilidad técnica, económica y financiera, y desarrolla todos los procedimientos y estrategias necesarias para convertir la citada oportunidad en un proyecto empresarial concreto. Puedes consultarlo haciendo click aqui.

Rodrigo Díaz García
vocal.madrid@grema.eu 

 

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